martes, 28 de mayo de 2013

La selección mexicana.

La selección mexicana.



Para Aris.




Horacio Llamas con los Soles de Phoenix.
Se trata del primer mexicano en jugar en la NBA.



La llegada de Horacio Llamas a la NBA en 1996 con los Soles de Phoenix supuso más una estrategia mediática que una experiencia profesional provechosa. En el año 2000, Eduardo Nájera, el segundo mexicano en incursionar en la liga más poderosa del planeta, se mantuvo doce años, y fungió como inspiración para muchos niños y jóvenes —entre los que me cuento—, a pesar de ser un jugador de categoría mediana —no por sus facultades, sino por el papel que desempeñó en sus equipos, después de haber sido notable como universitario. Recientemente otro mexicano, Gustavo Ayón, llegó a la NBA, por medio de la liga española. Sin embargo, su actividad ha sido limitada.




Eduardo Nájera con los Mavericks de Dallas.



Así, estos basquetbolistas han tenido difusión en tanto individuos. Sin embargo, sus participaciones con el equipo nacional han sido esporádicas —salvo quizá el caso de Llamas por su residencia en México.




Gustavo Ayón con los Hornets de Nueva Orleans.



El basquetbol mexicano masculino experimentó un resurgimiento, a raíz de que la selección obtuviera una medalla panamericana en Guadalajara 2012, después de veinte años, sin la participación de Ayón, su hombre más destacado en la actualidad, por no cubrir el monto del seguro que la NBA exige a las federaciones para permitir que sus miembros jueguen con su representación nacional.




Lorenzo Mata, jugador estadounidense de origen mexicano.
Juegos Panamericanos de Guadalajara 2012.



Paradójicamente, gran parte del equipo estaba conformado por jugadores estadounidenses de origen mexicano, desarrollados por una estructura baloncestística ajena a la nacional, tal como la figura más carismática del plantel: el californiano Lorenzo Mata, quien jugó por la Universidad de California en Los Ángeles, cuyas siglas en inglés son UCLA —la misma de donde salió el legendario Kareem Abdul-Jabbar, en aquel entonces llamado Lew Alcindor, rumbo a la NBA.




Eduardo Nájera con la Selección Nacional.



Con anterioridad surgió, a finales de la década de los noventas y principios de los dos miles, una esperanzadora camada que nutrió a la selección juvenil que obtuvo el cuarto lugar en los Juegos Mundiales Universitarios en Eslovaquia; sin embargo la corrupción y las pugnas entre los dirigentes malograron este proceso. Junto a mi familia tuve la oportunidad de ver jugar a este conjunto en el Gimnasio Juan de la Barrera, e incluso atesoro una chamarra con autógrafos de varios de sus integrantes.




Enrique Zúñiga.



Si bien Eduardo Nájera, Víctor Ávila, Alonso Izaguirre, Enrique Zúñiga —mi jugador predilecto de esta generación, por encima del propio Nájera... tuvieron algunos momentos destacados en sus carreras, no lograron trascender con la selección mayor a nivel internacional.




El domingo, 18 de agosto de 2002, 
en el Palacio de los Deportes,
México derrotó a Argentina después de once años.
Nájera anotó 22 puntos y obtuvo 10 rebotes.



Lo más destacado del representativo nacional en el último lapso, previo a la plata panamericana de 2012, fue la obtención del subcampeonato en el CentroBasket de 1999 realizado en Toluca, así como una victoria contra la Argentina de Ginóbili en el Palacio de los Deportes en 2002 por 81 a 70, con actuación sobresaliente de Nájera.




Óscar 
“Diablo” Castellanos.



Mi recuerdo más antiguo respecto de un logro del basquetbol profesional de mi país data de los Juegos Panamericanos de La Habana en 1991, donde México perdió la final con Puerto Rico por 65 a 77. Curiosamente, Televisa, el monopolio que ha apoyado tan descaradamente al fútbol en detrimento de otros deportes —incluido el baloncesto—, transmitió aquella justa continental, del mismo modo en que lo hizo con la de Guadalajara.





Enrique “Palmita” González.



De esta competencia participó la última generación exitosa formada en el país. En aquel equipo, dirigido por Arturo “Mano Santa” Guerrero, que había ganado la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1990, destacaban jugadores como Óscar “El Diablo” Castellanos, Enrique “Palmita” González, Antonio “Toñito” Reyes, Arturo “El Nazi” Sánchez y Octavio “Tavo” Robles, encabezados en la duela por el veterano, José Luis “Satanás” Arroyos.




Arturo “Mano Santa” Guerrero
como entrenador de la Selección Nacional.
 



Dicho conjunto también se quedó a tres puntos de buscar un lugar para asistir a los Juegos Olímpicos de Barcelona cuando cayó en la primera ronda contra Venezuela en el Torneo de las Américas celebrado en Portland, Estados Unidos, en 1992, donde el mundo vio por primera vez al llamado Dream Team, “Equipo de ensueño” que contaba con jugadores estelares de la NBA.




Selección olímpica mexicana que obtuvo la medalla
de bronce en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.



A pesar de ser el mejor representativo que se conformó en los últimos veinte años, está muy lejano de aquellos que consiguieran la medalla de bronce olímpica en Berlín 1936, el cuarto lugar en Londres 1948 y el quinto en México 1968, liderados por Manuel Raga y Arturo Guerrero que mantuvieron a la selección durante parte de los sesentas y setentas entre los diez mejores equipos del mundo —octavo lugar en el mundial de Uruguay 1967 y noveno en Puerto Rico 1974. 




Quinteta titular en los Juegos Olímpicos de México 1968.
De izquierda a derecha: 
Ricardo Pontvianne, Arturo Guerrero,
Manuel Raga
, Antonio Ayala y Carlos Quintanar.

domingo, 12 de mayo de 2013

Los "hombres altos" del basquetbol.


Reflexioné sobre cuál sería la mejor manera de inaugurar esta bitácora, y llegué a la conclusión de compartir una entrada que evidenciara lo primero en que se piensa cuando se menciona el basquetbol: las personas altas. 

Si bien en este deporte los “jugadores espigados” predominan, hay un grupo de hombres que destacan por su altura, y a quienes se podría calificar como “gigantes”.

En el imaginario colectivo figuran estos seres míticos tanto en la literatura como en la religión. Lo cierto es que en la realidad algunos de ellos han desarrollado sus facultades de tal modo que llegaron a jugar profesionalmente con éxito.

Antes de recordar a los más influyentes en la historia de este deporte, puntualizaré algunas características al respecto.



La posición




Ubicación de los jugadores en la duela.



El hombre más alto del equipo, al que en inglés se le denomina center, y en español, según el país, centro, poste, pívot..., es una figura determinante en el juego. Recibe el número 5 de las posiciones que conforman a un equipo de basquetbol, colocándose en la parte baja de la llave o zona pintada de la cancha, con el propósito de asegurar la anotación.


Se considera que esta posición es la que más ha evolucionado. En su origen predominaba la gente alta y corpulenta con carencias técnicas. Sin embargo, con el tiempo los denominados “hombres grandes” perfeccionaron sus habilidades, a tal grado que aunque muchos sobrepasan los dos metros con diez centímetros pueden jugar en posiciones que corresponderían a personas de menor estatura aunque también se han registrado casos contrarios como el del francés Jim Bilba, apodado “Trampolín”, que con sus 198 cm. se desempeñaba como centro.



Los cincuentas




George Mikan realiza su tiro de gancho ambidiestro.



En lo que hoy se podría considerar como la “prehistoria” del basquetbol profesional en los Estados Unidos, George Mikan (1924-2005) de 6’11’’, seis pies con once pulgadas, que equivale a los dos metros con ocho centímetros en nuestro sistema de medidas, fue el primer jugador dominante por su envergadura durante la década de los años cincuenta. Y lo fue a tal grado que propició el cambio de varias reglas esenciales del juego: la ampliación de la zona de marcaje personal, así como la introducción del reloj de 24 segundos para lanzar el tiro.




Teófilo Cruz, uno de tres basquetbolistas en participar

de cinco Juegos Olímpicos, junto al brasileño, Oscar Schmidt
y el australiano, Andrew Gaze.



En el baloncesto internacional, el centro puertorriqueño, Teófilo Cruz (1942-2005) (2, 03 m.) comenzaría una carrera que lo llevaría a convertirse en el primer basquetbolista en jugar en cinco ediciones de los Juegos Olímpicos, así como 25 temporadas en la liga de su país.



Los sesentas




Wilt Chamberlain cual largo era.



Sin embargo, la siguiente década dos jugadores consolidarían la posición. El primero, Wilt Chamberlain (1936-1999) con sus 2, 16 m (7’1’’), quien aún posee algunos de los récords más impresionantes no sólo de la liga, sino también de este deporte. Por citar sólo algunos, es el único jugador en anotar 100 puntos en un partido. También promedio al menos 30 puntos y 20 rebotes durante su carrera.    




Bill Russell bloquea el tiro.



El segundo Bill Russell (1934), 2, 07 m (6’9’’), símbolo de los Boston Celtics que ganaron once campeonatos en trece años —nueve bajo la dirección del mítico Red Auerbach—, se estableció como el paradigma del hombre grande defensivo. Junto a Chamberlain es el único jugador en tomar cincuenta rebotes o más en un juego.




Bill Russell y Wilt Chamberlain forcejean por el rebote.



De esta etapa data el inicio de la rivalidad entre los Boston Celtics y Los Angeles Lakers, que en aquel entonces eran los “Lacustres de Minneapolis”, Minnesota, conocida como la “tierra de los 10, 000 lagos”.




Krešimir Ćosić con la Universidad de Brigham Young, Utah (1971-1973).
Aunque fue seleccionado para jugar profesionalmente en Estados Unidos,

regresó a Europa por las presiones del gobierno de Josip Broz “Tito”. 



Mientras tanto en Europa, en el bloque comunista, surgía un jugador de origen croata de 2, 11 que haría época con la selección de Yugoslavia: Krešimir Ćosić (1948-1995). Campeón olímpico en 1980 y del mundo en 1970 y 1978. En 1967, “Krešo” anotó 61 puntos en la liga yugoslava con el KK Zadar.






Dino Meneghin entrena con su selección en 1976.





Otro “histórico” debutó en 1966 a los dieciséis años: Dino Meneghin (1950) (2, 06), quien jugaría durante 28 temporadas en la liga italiana, convirtiéndose en el jugador profesional más longevo de este deporte: se retiró a los 45 años, e incluso llegó a jugar contra su hijo, Andrea. Además de ser considerado como el mejor baloncestista italiano —y para muchos, europeo— de la historia, Meneghin ayudó a su selección, con la que participó en 271 partidos de 1969 a 1984, a conseguir la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980.





Los setentas




Willis Reed captura el balón ante la mirada de Wilt Chamberlain.



A finales de los sesentas, en las postrimerías de Chamberlain y Russell como profesionales, y principios de los setentas, en que Willis Reed (1942) (2, 09) liderara a los New York Knicks para conseguir un par de campeonatos de liga, y después de una exitosísima carrera universitaria, llegó a la liga Ferdinand Lewis Alcindor, Jr. (1947) (2, 18: 7’2’’), quien más tarde, al convertirse al islam, sería conocido como Kareem Abdul-Jabbar y alcanzaría la fama con Los Angeles Lakers.




Lew Alcindor (Kareem Abdul-Jabbar) contra Chamberlain.




Kareem Abdul-Jabbar jugó veinte temporadas en la NBA, retirándose a los 42 años de edad. Actualmente, entre otros logros, es el líder de todos los tiempos en la liga en puntos, tapones y rebotes defensivos.




Kareem realiza su indefendible Sky Hook, Gancho desde el cielo.



Aun en la actualidad es recordado por su Sky Hook, Gancho celestial, lanzamiento en que aprovechaba sus condiciones físicas para tirar el balón con el brazo completamente estirado perpendicular a la canasta; se producía prácticamente de arriba a abajo.



Los ochentas




El centro letón Jānis Krūmiņš con el legendario entrenador Aleksandr  Gómelski,

“el zorro plateado”, considerado el abuelo del basquetbol ruso.



Con los antecedentes de postes soviéticos como el azerbaiyano Alexander Petrov (2, 08), el letón Jānis Krūmiņš (2, 20), el uzbeko Alzhan Zharmukhamedov (2, 07), el ruso Vladímir Andréyev (2, 15), el ucraniano Vladímir Zhigili (2, 07) y el bielorruso Serguéi Kovalenko (2, 16), que habían contribuido para que la U. R. S. S. se convirtiera en una de las selecciones más poderosas del mundo —junto a Estados Unidos y Yugoslavia— desde la década de los cincuentas, a finales de los setentas y principios de los ochenta se renueva la posición en el equipo con Vladímir Tkatchenko (2, 21), Nikolai Derugin (2, 06), Anatoly Myshkin (2, 05), el “Larry Bird europeo”, Alexander Belostenny (2, 14) y con el lituano, Arvydas Sabonis (2, 21), uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.






El joven Sabonis del 
Žalgiris de Kaunas se enfrenta contra otro gigante,
Vladímir Tkatchenko del TSKA de Moscú.





Sabonis (1964) fue campeón mundial en 1982 y olímpico en Seúl 1988 con la Unión Soviética; y obtuvo sendas medallas de bronce con Lituania en Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Jugó en su país natal hasta que en 1989 se le permitió salir. Participó del baloncesto español.




Sabonis trata de tapar el tiro de David Robinson.



Incluso antes de su encuentro con la selección de los Estados Unidos en la final del Campeonato Mundial de 1986, en que se enfrentó con el aún universitario David Robinson, “el zar lituano” mostró su juego. Fue seleccionado en un par de ocasiones por equipos de la NBA, pero la situación política le impidió jugar entonces.




Sabonis lanza por encima de Shaquille O
Neal.



A los treinta y un años, y con escasa movilidad por las lesiones sufridas en la rodilla y el tendón de Aquiles, “Sabas” finalmente llegó a la NBA con los Portland Trailblazers: ahí jugó por siete años exitosamente. 




Sabonis asiste a un compañero.



Llamaban la atención las asistencias que brindaba un hombre de su altura —si bien otros centros como Vlade Divac ya habían demostrado de lo que eran capaces los hombres grandes europeos al pasar el balón—, así como sus tiros de tres.